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Minimizando el impacto del estrés en frutales
Escrito por Magora Content Lab
28 octubre, 2024
Los cultivos enfrentan constantemente factores de estrés tanto bióticos como abióticos que afectan su desarrollo, productividad y calidad de frutos. Comprender y gestionar el estrés en los árboles frutales es crucial para mantener la productividad y la sostenibilidad de las plantaciones. Los bioestimulantes surgen como una solución para mitigar el impacto del estrés en las plantas, mejorando su resistencia y optimizando su rendimiento.
Los frutales se ven continuamente afectados por una variedad de factores ambientales, tanto bióticos como abióticos. Los factores bióticos son organismos como patógenos, herbívoros y competidores; mientras que los factores abióticos se pueden dividir en tres grupos: climáticos (temperaturas, humedad relativa, viento, radiación, etc.); edáficos (salinidad, estado hídrico, nutrientes, etc.), y de manejo (fitotoxicidad, poda, etc.).
Para un correcto desarrollo, el cultivo requiere de factores ambientales abióticos dentro de rangos ideales determinados. Cualquier desvío significativo de las condiciones óptimas afecta negativamente a su desarrollo, crecimiento y/o productividad. Según investigaciones, los estreses abióticos del grupo de los climáticos representan cerca del 50% de las inducciones de estrés en los frutales.
Estrés en frutales
La homeostasis es el estado fisiológico en el que una planta se mantiene en equilibrio mediante diversos procesos de autorregulación. Cuando ese equilibrio celular se ve alterado por algún factor, se genera una condición de estrés. Ante esta situación se inducen modificaciones y respuestas en todos los niveles funcionales de las plantas que pueden ser reversibles o permanentes. Algunos de los efectos morfológicos, fisiológicos y/o bioquímicos son:
- disminución de la turgencia, reducción del área foliar, necrosis de órganos, etc.
- cierre estomático, reducción de la fotosíntesis y de la síntesis de aminoácidos, etc.
- problemas osmóticos, decaimiento de la producción de ATP, oxidaciones celulares, etc.
Mecanismos de resistencia y adaptación de las plantas
Los frutales han desarrollado gran cantidad de mecanismos de resistencia y adaptación para contrarrestar situaciones de estrés, como, por ejemplo:
- Cierre estomático: ante situaciones de estrés los niveles de etileno se elevan, posteriormente los de ácido abscísico, mientras que los niveles de giberelinas, auxinas y citocininas disminuyen, y en una serie de mecanismos de resistencia y de respuestas de hipersensibilidad de las plantas cierran estomas, logrando con esto una regulación metabólica. La planta hace cierre estomático para evitar deshidratarse.
- Ajustes osmóticos y síntesis de osmoprotectantes. Bajo condiciones de estrés salino, la concentración de solutos en el exterior es más alta que en el interior celular, por lo tanto, el flujo de agua hacia la célula se complica debido al gradiente de concentración. La osmoregulación es un mecanismo adaptativo mediante el cual la planta eleva su potencial osmótico interno para que se pierda el gradiente de concentración, minimizando la deshidratación por atracción de humedad del interior hacia el exterior.
- Modificaciones en las membranas celulares. Normalmente, las membranas pierden permeabilidad, puede haber daño a proteínas, o pueden solidificarse algunos lípidos para evitar deshidratación.
- Síntesis interna de antioxidantes, crío-protectantes y proteínas del estrés. Cuando la situación de estrés es generada por frío, la planta sintetiza sustancias llamadas crioprotectantes. Por su parte, ante una situación de estrés térmico se sintetizan proteínas de choque térmico.
- Baja tasa metabólica. Cuando se pierde homeostasis, la “fábrica” de síntesis de fotosintatos no trabaja de manera eficiente, por lo tanto, hay baja tasa fotosintética y baja tasa transpiratoria, las cuales dan como resultados una baja actividad metabólica.
- Abscisión de órganos. Con estrés constante, la planta puede llegar a decidir eliminar parte de sus órganos. Si esto sucede, los primeros órganos que elimina son los frutos por ser una fuente de almacenamiento y no de síntesis de fotoasimilados. Para esto, las plantas poseen todo un sistema de señalización conformado por proteínas que provocan reacciones en cadena e informan a la planta que está sufriendo un daño.
Las situaciones de estrés pueden durar desde segundos hasta días, y durante ese período, la planta utiliza fotosintatos para sobrevivir y no para crecer y producir.
El estrés prolongado puede debilitar las defensas de los frutales contra plagas y enfermedades, haciéndolos más susceptibles a infestaciones e infecciones. Por otro lado, inhibe la fotosíntesis, lo que lleva a una menor producción de carbohidratos y un crecimiento atrofiado. El rendimiento y la calidad de la fruta también pueden disminuir, dando como resultado frutas más pequeñas y de menor calidad. Estas situaciones de estrés impactan de diferente modo en los cultivos.
Las etapas fenológicas más sensibles y susceptibles al impacto del estrés son: brotación, floración y cuaje. Esto se debe a una mayor demanda de gasto energético de la planta.
Fortaleciendo los frutales
La investigación está orientada a encontrar soluciones, como la mejora de la tolerancia de los cultivos a la sequía y la salinidad, basándose en un conocimiento detallado sobre los mecanismos de tolerancia en las plantas. Estos mecanismos comprenden una amplia gama de respuestas a nivel molecular, celular, y niveles de toda la planta, que incluyen, entre otros, la síntesis de solutos/osmolitos compatibles y mecanismos de eliminación de radicales. Algunos estudios demostraron que las elevadas concentraciones de CO₂ atmosférico pueden incrementar la tolerancia al aliviar el estrés oxidativo, proporcionando síntesis de solutos compatibles y antioxidantes.
Lamentablemente, los componentes enzimáticos no pueden ser sintetizados. Lo que es posible es aplicar precursores de la síntesis de estas enzimas (aminoácidos, glutatión, hidrolizados proteicos, etc.). En este sentido, los bioestimulantes permiten mitigar los efectos de los diferentes tipos de estrés.
Los bioestimulantes son una sustancia o mezcla de sustancias o microorganismos, que estimula los procesos naturales de nutrición de las plantas, con el objeto de mejorar la eficiencia en el uso de nutrientes, la tolerancia al estrés abiótico, los atributos de calidad, o la disponibilidad de nutrientes inmovilizados en el suelo o en la rizosfera.
Algunos están formulados con “moléculas activas” como: aminoácidos, polifenoles, glicina-betaina, glucanos, tioles, vitaminas, o ácidos húmicos y fúlvicos que manifiestan efectos sobre el metabolismo de las plantas, proporcionando moléculas y estimulando genes.
DRIN de Green Has Italia es un producto orgánico líquido de acción bioestimulante con alto contenido de aminoácidos libres procedentes de hidrólisis enzimática, ácido N-AcetilTiazolidin-4Carboxílico y ácido fólico.
Su acción estimulante permite un ahorro de energía en los procesos de síntesis de proteínas de las plantas, fortaleciéndola ante situaciones de estrés, ya sea por trasplante, asfixia radical, salinidad, fitotoxicidad, o cambios y extremos térmicos o hídricos. Estimula el crecimiento de la vegetación y el engorde de los frutos, minimizando pérdidas por caída de estos.
Se recomienda su implementación tanto antes como después del estrés, durante todo el ciclo y en particular durante el cuaje.
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